sábado, 5 de octubre de 2013

BREVE RESEÑA HISTORICA DE LA CIUDAD DE CUENCA I

(Tormo Alto de la Ciudad Encantada)
 


La provincia de Cuenca conserva huellas de las culturas más antiguas, y vestigios de la presencia de los primitivos pueblos ibéricos establecidos en la Península, antes de que llegaran los celtas. De la fusión de éstos con los antiguos nativos, Cuenca supo con toda certeza de las huellas impetuosas de Aníbal, que cruzó con sus cartagineses las sierras de la Alcarria; presenció su resistencia a Roma, y tomó parte activa en las luchas de los celtíberos  y romanos, viendo morir a Viriato, el caudillo de las libertades ibéricas, en los riscos de Villa-Cabra, en el Señorio de Molina. Cuenta la leyenda que el cuerpo del héroe fue incinerado en el Tormo Alto de la Ciudad Encantada. En próximos días contaremos dicha leyenda.



Sujeta a Roma por la fuerza de sus legiones imperiales, la provincia de Cuenca sabe del esplendor de Valeria y Segobriga, que ven afianzado su comercio por la calzada romana, que desde Cartago Nova  (Cartagena) y Lucentum (Alicante) va hasta Complutum (Alcalá de Henares), pasando por las tierras bajas de la provincia.
(Valeria)



(Teatro Romano de Segóbriga)


La ciudad de Cuenca todavía no existe; la población de los contornos es agrícola, y vive de la caza y la pesca. El trazado de la calzada romana que atraviesa el Júcar por el aún existente puente de "el Castellar" proporciona  a los habitantes de las riberas del Júcar un medio de vida más abundante que la pesca: el pillaje de las caravanas que transitan por las calzadas. Para sujetar a estos, el pretor romano establece en el emplazamiento del actual castillo un "castrum", desde donde unos soldados romanos hacen el servicio de policía de la región. Al lado de este "castrum" se van construyendo chozas, que darán origen a la "Conca", que los árabes elevaran a su primer esplendor.


(Puente del Castellar)







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