Con la invasión de los árabes empieza a sonar el nombre de
“Conca”, que se convierte en el refugio de Calb-Ben.Hafsum, vencido por
Abderramán.
Al deshacerse el Califato de Córdoba, “Conca” pasa a depender sucesivamente del
Emirato de Toledo, luego del emir de Valencia y, más tarde, del rey moro de
Sevilla.
Al hacerle la guerra su hermano Sancho II, el rey Alfonso VI
se refugió primero en Toledo y luego en Sevilla; aquí se enamoró de la princesa
Zaida, hija del rey Abenabeth, la cual tomó el nombre de María Isabel al
bautizarse y aportó como dote las plazas de Cuenca, Huete y Uclés (año 1091).
Al invadir los almorávides el reino de
Castilla, Alfonso VI manda con el ejército a su hijo Sancho, fruto del matrimonio con Zaida, para inspirar
confianza a las tropas. En la batalla de Uclés (1108), de Sicuendes o de los
Siete Condes, pierde la vida el Infante, y los cristianos son batidos,
perdiendo las plazas de Uclés y Cuenca.
En el año 1177, el joven monarca Alfonso VIII de Castilla,
se dispone en firme a la conquista de la ciudad, y le pone cerco con el
propósito de rendirla. Se establece el campamento en el campo de San Francisco
(actual emplazamiento de la Diputación y parroquia de San Esteban y San
Francisco) Cuenta, para ganar Cuenca, con el apoyo de Alfonso II de Aragón, de
los Templarios y de la recién fundada Orden Militar de Santiago. Por fin el 21
de Septiembre , festividad de San Mateo, las tropas cristianas entran
triunfantes en la ciudad (leyenda del pastor Martin Alhaja).
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